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LEAP OF FAITH
PONCIONE D'ALNASCA

Poncione d’Alnasca (2,301 m),
Val Verzasca, Canton of Ticino, Switzerland
Parete Sud

(8a+/b max; 7b+ obb.; 500 mt)

Aperturistas: M. Della Bordella, L. Auguadri, D. Bacci 2015-2016

Primera escalada libre: A. Zeni y M. Della Bordella 31/10-1/11 2020

"Un círculo que se cierra"

Tan imponente como una pirámide egipcia, la punta afilada se extiende hacia el cielo como una flecha. La pared sur del Poncione d’Alnasca ha cautivado a generaciones enteras de alpinistas y escaladores, desde Comici a Bonatti, desde Pedrini a Quirici. Sin embargo, fuera de la zona, solamente un grupo reducido de apasionados la conocen.


El fallecido Erminio Ferrari escribió sobre esta pared: «Es más que una montaña, esta es una historia de hombres. El Poncione d’Alnasca se puede escalar con las piernas, con el corazón, con los brazos, con el ingenio, con la fuerza, con el amor, con la rabia, con el dolor. Con los sueños». Me gusta pensar que, esta vez, hemos sido nosotros los que hemos añadido una pequeña pieza a esta hermosa historia. Nosotros, con nuestros sueños y nuestras ambiciones, nosotros que compartimos fatigas, alegrías, vuelos de largo recorrido, noches enteras colgados en el vivac bajo las estrellas, nosotros que nos deshidratamos bajo el sol abrasador de mayo y castañeamos los dientes esperando el amanecer en diciembre.

Nuestra «Leap of faith» representa, para mí, el cierre satisfactorio de un círculo. Un círculo que se abrió incluso antes de clavar el primer spit en esta vía, durante los años en los que veía las paredes del Cantón del Tesino como un mundo nuevo por explorar. Un verdadero terreno de aventuras a dos pasos de casa, donde iba con los amigos para ponernos a prueba, para divertirnos y para escapar de nuestras rutinas cotidianas.


Para todos nosotros, la pared sur del Poncione d’Alnasca era la reina de las paredes, la observábamos desde abajo temiendo la verticalidad de esos 500 metros de granito y la distante aproximación que la separan del valle.


Es Luca Auguadri, nacido en Chiasso en el Cantón del Tesino, en esos años fiel compañero de aventuras y de aperturas de vías nuevas, el primero en hablarme de la posibilidad de abrir una nueva vía por la vertiente oeste del Alnasca.


De las palabras a los hechos, pero al cabo de unos años. Años en los que intentamos conocer a fondo este lugar y esta pared, para entrar en sintonía con el ambiente, con sus placas lisas y con sus silencios. Hicieron falta años para convencernos de que había llegado el momento oportuno para probar, hasta entender que, si hubiésemos esperado más, nuestra idea se habría esfumado como la nieve se deshace al sol.

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En el otoño del 2015 la vía coge forma. Además de Luca, también mi pareja Arianna Colliard me acompaña durante la apertura del primer largo. Poco después, es David Bacci quien pasa dos días en la pared con Luca, hasta alcanzar el saliente después del sexto largo.
El estilo de apertura es el que hemos hecho nuestro con el pasar de los años: escalamos en libre tanto como es posible, tratando de protegernos con friends y fisureros, luego colocamos spits donde no nos podemos proteger de otra manera.


Después de dos días luchando en estas escarpadas placas con David, terminar la vía con Luca ha sido inolvidable. En el mes de diciembre, con una inversión térmica muy marcada, se crean las condiciones perfectas para escalar la pared sur. Debajo de nosotros, un mar de niebla que lame la base de la pared, como las olas que se rompen en los acantilados; encima de nosotros, el cielo azul claro y el aire cortante del invierno que está llegando.
Nuestro círculo está trazado, pero solo a medias. Para cerrarlo falta la escalada libre de la vía completa: ¡16 largos en total en 500 m de escalada!


Durante la primavera del 2018, la escalada libre se convierte en uno de mis objetivos para ese año y organizo varias salidas con diferentes compañeros de escalada para estudiar y para intentar liberar todos los largos. En la pared, junto a mí, están (como mínimo dos días cada uno) Luca Moroni, Enzo Scossa-Romano, Francesco Deiana y Luca Auguadri. Liberar «Leap of faith» es un proyecto apasionante, estimulante y lleno de obstáculos debido a las condiciones de la pared y al tipo de escalda extremadamente exigente, pero, al mismo tiempo, impredecible. Hay un par de pasos que son inigualables, donde la última cosa que querrías hacer es justo la de soltar las manos y saltar al vacío esperando alcanzar la siguiente presa.

Poco a poco, la temporada del 2018 llega a su fin y yo regreso a casa con las manos casi vacías: libero todos los largos individuales excepto uno donde, solamente después de varios intentos, apenas consigo encadenar el búlder con la cuerda superior.

Estoy convencido de que quizás esta vía sea demasiado dura para que yo pueda ascenderla en escalada libre. Estoy un poco confuso y no sé qué hacer. Necesito ideas nuevas, necesito cambiar mi planteamiento. El 2019 pasa rápido: Bhagirathi, Patagonia, Pakistán, mi libro, el nacimiento de mi hijo, todo esto ocupa mis pensamientos y coge la mayor parte de mis energías y de mi tiempo. Al final del año se me ocurre una nueva idea: «invitar a alguien más experto que yo, a alguien al que valore por su estrategia y con el que quiera atarme para escalar una vía bonita…veremos qué pasa. Si otro escalador libera la vía, igualmente seré feliz. Y quién sabe, tal vez un escalador más experto me inspire para hacerlo mejor».

En el extenso y variado panorama italiano de los jóvenes y expertos escaladores, considero que Alessandro Zeni, en los últimos años, ha sido capaz de distinguirse...no solamente por su talento y sus habilidades técnicas, sino también por su evolución y por su ambiciosa búsqueda en el amplio mundo vertical. Lo había estado siguiendo desde hacía tiempo y, cuando escalamos juntos las paredes de roca, me impresionó rápidamente su capacidad de lectura de la roca, sus movimientos, cómo se mantenía adherido y cómo danzaba sobre las más pequeñas irregularidades de las placas verticales de la roca caliza. Estaba contento por el logro de su gran proyecto realizado meses antes en Saint-Loup, Suiza y, consciente de que estaba abierto y motivado para vivir nuevas experiencias y ascender big walls, pensé que sería ideal proponerle escalar conmigo esta vía. Sabía que este reto sería fácil para él, pero estaba seguro de que sería una buena ocasión para vivir una bonita experiencia y aprender algo nuevo el uno del otro.

Ale acepta con placer mi invitación y así, después de haber perdido la temporada de primavera a causa del confinamiento, quedamos a finales de septiembre en un día húmedo y con niebla para una primera inspección de la vía. Ale no tarda en acostumbrarse a los 1 300 m de desnivel de la aproximación, a llevar una bolsa de 30 kg o a dormir por primera vez en la pared sobre una hamaca...y, después de algún intento, consigue los dos largos más difíciles. Sin embargo, se le resiste el extraño paso mojado del tercer largo.

Regresamos un mes más tarde y, esta vez, están con nosotros también Tommy Lamantia, Fulvio Mariani, Nicolò Mariani, Mario Casella y Andrea Peron que vienen con la finalidad de hacer fotos y tomas para un cortometraje sobre la vía y la montaña. Pasamos tres días inolvidables en este rincón del Valle Verzasca: un perfecto clima otoñal, una brisa ligera y una luna llena que nos acompaña en la pared como un faro en la noche.

Ahora sí, Ale acierta el paso que se le resistió la vez anterior: consigue, con elegancia, la primera escalada libre de «Leap of faith».

Yo empiezo con una actitud abandonista ya desde el aparcamiento, pero después de ver escalar a Ale con toda su precisión y su determinación, me siento de nuevo motivado y me concentro para darlo todo. Al final, para mi sorpresa, libero todos los largos duros de la vía, ¡incluso el que tantas veces se me había resistido dos años antes! Cuando acierto el paso clave del décimo largo (el que da el nombre a la vía), una descarga de adrenalina invade mi cuerpo y, todavía ahora, me sudan las manos cuando pienso en ello. Es una lástima que una caída en un tramo más fácil del tercer largo empañe el resultado, pero no hay tiempo para repetirlo. No importa. Quizás esta vez yo también buscaba más la experiencia que el resultado: nuestro círculo, por fin, se ha cerrado.

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MATTEO DELLA BORDELLA

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